martes, 17 de marzo de 2009

poema

Pasé tiempo en la torre de un castillo, en mi estado previamente inacabado.
La memoria de los pecados que cometí ya se ha desvanecido.
Vagando perdida entremedio del bosque, girando aquí y allá,
Finalmente fuí arrastrada por mis cabellos dorados y atrapada en una prisión rocosa.
Día a día éste sueño viene a mi. Asi que este sueño debe haber sido verdad.

Yo nací en un horno, Fuí creada desde al acero.
No tengo alma, y estas cosas que ellos llaman amigos, yo no entiendo.
Las personas a quienes llamo mi padre, mi madre, yo no entiendo.
Pero hay una cosa.
Solo cuando soy cortada, solo cuando veo el torrente de sangre roja, puedo volver a ser humana.

No tengo emociones.
No son importantes para mi, asi que un día las quemé para sacarlas de mi.
Escogeré un maestro y me convertiré en su sivienta, me arrodillaré ante el, seré abusada y azotada, despreciada;
asi es como quiero vivir.

Esto es importante para nosotras.
Ojos de cristal Amatista.
Lanzada a la oscuridad por mucho tiempo, oscuros azotes.
Pefectos labios carmesí.
Bombachas para proteger nuestra castidad.
Para corregir nuestros cuerpos, un corset.
Como un jarrón de rosas,
Vestidos con capas y capas de blondas.
Vendas para las heridas mas profundas.
Libros, donde estos engaños nacieron. Sadismo...
Una adorable, pequeña e inhumana muñeca.
Una vela y un candelabro.
Me apuntan con sus dedos y rien, con muchas personas,
Aquellos que me me aman apenas un poco.
Haber jugado con, las tiesas muñecas articuladas.
Ositos de felpa de los que vuelan pedazos.
Y solo una cosa para mirar fijamente a la realidad, un espejo.

Algún día quizá nos enamoremos.
Y para entonces, tal vez nos volvamos humanas.
Pero hasta entonces, debemos desplegarnos
A este mundo lleno de defectos.

Pero estas jovenes niñas soñadoras, hasta que llegue el dia en que ellas deban crecer,
Son apenas como aquellas de un libro de dibujo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario